Historia

1819

Descubrimiento y primeras exploraciones


En 1819, un antiguo soldado de Napoleón descubrió las cuevas, pero no fue hasta 1836 cuando los naturalistas comenzaron a prestarle atención gracias a la exploración realizada por el profesor Mermet. Más tarde, Larry, Campan y Ritter, tres miembros de la sección del Club Alpino de Pau, se interesaron por estas cuevas. Fueron los primeros grandes exploradores de estas cuevas. 

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1900

Léon Ross acondiciona las Cuevas


Léon Ross (1847-1933) fue pintor y uno de los primeros fotógrafos paisajistas de los Pirineos.  
Hombre de aventuras, siguió con las exploraciones de las Cuevas y, a partir de 1900, se dedicó a acondicionarlas para hacerlas accesibles al público. 
A pesar de los grandes desafíos técnicos, electrificó las Cuevas, toda una hazaña en esa época, y construyó un puente sobre el rio Gave de Pau.  
 

1903

Una de las primeras cuevas abiertas al público


Tras audaces trabajos para elaborar los caminos en las cuevas de Bétharram y para electrificarlas, Léon Ross abrió las Cuevas de Bétharram al público en 1903. 
Los visitantes que acudían a las Cuevas de Bétharram llegaban inicialmente en coche tirado por caballos desde Lourdes y Pau. Reservadas en sus inicios a los visitantes más curiosos y aventureros, las Cuevas seducirán con el tiempo a un público cada vez más amplio que se quedará maravillado.

1907

La exploración continúa


Con Edouard-Alfred Martel, gran explorador francés del mundo subterráneo (1859-1938), Léon Ross continúa la exploración, llegando a colorear el río para descubrir dónde desemboca. 

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Desde 1903 hasta nuestros días

Más de un siglo de evolución y pasión a través de las generaciones


Generación tras generación, las Cuevas de Bétharram se han desarrollado con la voluntad de ofrecer la visita en las mejores condiciones posibles para el mayor número de personas.

En 1918, Albert Ross tomó el relevo de Léon y durante un período de 12 años, entre 1913 y 1925, empezó la construcción de un túnel de salida. Aquello permitió a los visitantes salir de la cueva sin tener que volver por el pozo, haciendo la visita accesible a la mayoría. Desde entonces, los visitantes cruzan la montaña entrando por una vertiente y saliendo por otra. 

A su muerte en 1926, Marie, su esposa, tomó el relevo con éxito. Solo se puede imaginar el enorme desafío que fue para una mujer en aquella época, pero ella lo asumió con valentía y determinación. 

En 1955, su hijo Edmond, tomó la iniciativa de sonorizar las explicaciones dadas por los guías en el sitio de las cuevas de Bétharram. Además, tradujo estas explicaciones a cinco idiomas para responder a las expectativas de los visitantes extranjeros, un hito en Francia en esa época. En 1973, también construyó un trenecito eléctrico para recorrer los últimos 700 metros, y transportar los visitantes hasta la salida.

En 2000, su hijo Albert realiza obras para que el primer nivel de las cuevas fuera accesible a las personas en silla de ruedas. Los 120 escalones originales fueron sustituidos por una rampa de acceso para que todos los visitantes pudiesen disfrutar de la experiencia por igual.

En 2023, su hijo Ghislain toma el relevo para seguir con esta hermosa aventura.

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